No es fácil la vida de pueblo… Llevar esas blusas anchas en coral a cuello cerrado, shorts del Blanco imitando los Levi’s cortados tuneados con tachuelas. Llevar –aun- wayfarers- que ayudan a predicar supuestas verdades ajenas. Es duro sobrevivir a la vida del moderno de pueblo… Más que nada cuando eres una persona que cree, no en la modernidad, sino en lo genuino.
¿Qué pasa normalmente con eso? Que, guapita, se acerca el fin de ese mundo de yupi en el que has estado viviendo mientras acariciabas la bondad del otro, hasta que ¡zas! Alguien se esconde tras el sofá de tu habitación oscura y te dice a carne cruda <<Te lo has creído estúpida >>.
Hace muchos años ya que convivo con eso, escribiendo sobre cosas que desearía que me pasaran o rezando por otras que no quiero que sucedan jamás.
Puede que vivamos encerrados en algo que basa su razón de ser en lo bien o mal visto de la cuestión en sí… Qué coño puede ¡Vivimos en y de ello! El día a día. Te levantas, pones música, meas, te miras al espejo… Dependiendo del día te ves de una manera u otra…. Dependiendo de eso dependerá también por que lado abras el armario y, asimismo, de eso dependerá el estado anímico con el que salgas a la calle, con el que recibas los saludos, los piropos, los insultos, las verdades, las mentiras, total, la gilipollez en la que vives por no saber vivir. 
Por creer que vivir es lo que haces cuando, en realidad, lo que estás haciendo es el Surimi de lo que es realmente vivir.
Ya no sé si son las sonrisas las que se fuerzan o las caras de asco que te rebotan en la calle. Ya no sé ni qué es verdad ni qué deja de serlo. Desconozco la razón de la existencia de muchas cosas, de muchos actos, de muchos hechos, de muchas vidas, de muchas muertes, de muchos sueños.
Olvídate de la bici, de tus pelos al aire, de la falta de pudor, del sol en la cara, de la verdad, del amor. Olvídate de la paz, de la opinión, de tus derechos. Olvídate del hombre de tu vida. Olvídate de tu nombre. Se acabó la libertad.
NUNAME 